Medea (Medea, Eurípides, 431 a.C.)
Medea es una mujer orgullosa, perdidamente enamorada de su marido Jasón. Cuando este la traiciona para casarse con la hija del rey de Corinto, Medea regala a su prometida una corona de oro y una túnica envenenadas que acaban con su vida.Pero Eurípides no retrata sin más a una asesina enfurecida por los celos. La psicología de la protagonista cobra (por primera vez en la historia del teatro) más importancia que sus acciones en sí.
Celestina (La Celestina, Fernando de Rojas, 1499)
El personaje es lo opuesto a los personajes idealizados de la época medieval: frente a la mujer angelical y pasiva, Celestina es una sabia y avariciosa hechicera, con iniciativa y simbologías demoníacas (como la barba y la cicatriz que cubre su rostro). Capaz de manipular a cuantos la rodean, Celestina es conocida y necesitada en la ciudad, ya que representa el placer que todos desean, pero que no siempre pueden conseguir abiertamente.
Julieta (Romeo y Julieta, Shakespeare, 1595)
Julieta es una adolescente a punto de cumplir catorce años, la niña mimada de su casa, educada para convertirse en una dama de la época. Sin embargo, Romeo se cruza en su camino, y Julieta se transforma completamente cuando se enamora de él. Desafortunadamente, el idealismo juvenil choca con el mundo real, y el plan trazado acaba en tragedia: Romeo cree que su amada está realmente muerta, y se quita la vida justo antes de que despierte Julieta, que prefiere clavarse un puñal en el pecho antes que vivir sin él.
Lady Macbeth (Macbeth, Shakespeare, 1606)
A menudo se considera a Lady Macbeth una representación del conflicto entre los rasgos culturalmente asociados a lo femenino (el instinto maternal, la compasión y la fragilidad, características que ella trata de reprimir), y los valorados como masculinos (la ambición, la crueldad y el ansia de poder, todas ellas cualidades que se dan en el personaje).es un personaje mucho más complejo psicológicamente que la etiqueta “encarnación del mal” que a veces se le endosa, y es por eso que resulta tan atractivo para actrices de la talla de Judi Dench, Helen Mirren o, próximamente, Marion Cotillard.
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